miércoles, 30 de noviembre de 2011

Deberes y compromisos

Suicide - 26May - Barcelona
Arcade Fire - 17Jul - Benicassim
Girls - 26Nov - Madrid
Triángulo de Amor Bizarro - 7May - Vilagarcía de Arousa

"Pero para mí, las escenas imborrables de la noche vinieron de la mano de Alan Vega y Martin Rev, es decir Suicide. Me sorprendió, tras su concierto, ir encontrándome con gente que los tachaba de demasiado contundentes. Que te retumbe todo el cuerpo en un concierto es, a mi juicio, una buena noticia. Fue un placer sentir escalofríos eléctricos viendo a un señor mayor caminando con aires de psicópata por un escenario, pasando las páginas de la partitura con gesto marcial, soltando berridos mientras el otro, ataviado con unas gafas de luz muy cyberpunk, echaba mano de teclado y sintetizador para encerrarnos en un perturbador campo de sonidos penetrantes, directos al cerebro."

Por primera vez en unos cuantos años no voy a hablar de los Premios Príncipe de Asturias en este blog, lo que supongo que será otra vía para escapar de la rutina y combatir la depresión. Si a la salida de Valencia dirección Alicante, intentas evitar la autovía de peaje que va en esa dirección, terminarás saliéndote de la autovía y encontrando una carretera comarcal, CV-81 que pasa por pueblos como Bocairent, Boneixama, y que finalmente termina en Villena donde se coge de nuevo la autovía que viene de Madrid. Cualquier día normal un despiste así puede significar la ruina para cualquier conductor al tener que hacer unos cien kilómetros más de los que habría que hacer para llegar hasta Alicante. Que a alguien le suceda esto en su segundo día de vacaciones se toma como un simple despiste que hasta puede convertirse en una gran tarde al volante!

"Parece claro que la independencia es un logro importante en la vida, pero debe tener también su justa medida, porque ser absolutamente independiente no parece que tampoco sea el gran paradigma de la existencia. Naturalmente. Entre otras cosas, porque –como señala Stephen Covey– los más altos logros de nuestra naturaleza tienen siempre que ver con nuestra relación con los demás: la vida humana es de por sí interdependiente, y por esa razón hay que encontrar un equilibrio adecuado, una justa medida entre ambos extremos erróneos.

Podría decirse que la sensibilidad de nuestra época ha entronizado a veces de modo exagerado la independencia, como si fuera la más grande meta humana y una garantía segura de felicidad. Sin embargo, un exagerado o mal entendido afán de independencia puede en muchos casos acabar en dependencias mucho más amargas.

Por ejemplo, la que se ve en esas personas que abandonan su matrimonio y sus hijos en nombre del amor y la independencia, aunque en el fondo lo hacen por razones egoístas bastante fáciles de suponer. O la de aquellos que desatienden a su familia, o traicionan a sus amigos, o renuncian a sus principios, en razón de un desmedido afán de afirmación personal en su trabajo, por ganar más dinero o alcanzar mayores cotas de poder. O la que se ve en aquellos otros que hablan de romper las cadenas, liberarse, vivir la propia vida…, y en realidad están con ello sujetándose a otras cadenas que suponen dependencias mucho más fuertes, porque son dependencias que están en su interior: en una búsqueda egoísta de placer o comodidad, en una renuncia a enfrentarse a la propia responsabilidad, o en echar la culpa a los demás de todo lo que les resulta difícil en sus vidas.”


lunes, 20 de junio de 2011

Ser inconformista, sin llegar a sufrir por ello

Cada sábado por la mañana, al pasar por delante del restaurante chino de mi barrio, no puedo dejar de fijarme en su interior vacío, en el chino sentado en la tercera mesa frente a la calle, con la vista fija en su portátil conectado, y aunque nunca consigo llegar a ver su monitor estoy seguro de que los sábados por la mañana no está poniendo al día los datos de su negocio para la inspección de Hacienda del año 2006, estoy convencido de que usa ese aparato para conectarse con su pueblo.

domingo, 13 de febrero de 2011

De cómo combatir la melancolía

Para combatir la melancolía, un cigarro y una copa de buen vino, supongo que será por aquello de que casi siempre se suele beber acompañado. Personalmente, creo que el mejor remedio para combatir la melancolía es un poco de espuma de afeitar, por aquello de no sentirse pesado.

Nacho Vegas, entre otros, es quien nos enseña a no consumir demasiado deprisa la vida. Porque eso es la melancolía: la vida que vemos consumirse.

sábado, 1 de enero de 2011

El origen de la melancolía

El ardor, la acidez o incluso los vómitos son síntomas comunes durante estas fechas. La Navidad, la Noche Vieja,…

Ya en el siglo XVII, la melancolía era considerada un mal endémico entre la población. Afortunadamente en nuestros días este pensamiento ha sido modificado, ahora sólo es un sentimiento más que puede hacer a quien lo padece tender a la tristeza permanente. "La melancolía o bilis negra, aquella vieja conocida de los médicos desde épocas inmemoriales, era considerada aún en tiempos de Robert Burton uno de los cuatro humores básicos que existen en el cuerpo (junto con la sangre, la bilis amarilla y la flema). La persona que nacía con un exceso de bilis negra en el cuerpo y bajo el influjo del telúrico Saturno era tenida por desgraciada y vil desde épocas remotas. Si uno presta atención a las características que se estimaron típicas del melancólico a lo largo de la antigüedad tardía y del medioevo se percatará con sorpresa de que prácticamente coincidían con los siete pecados capitales. Avaricia, lujuria, pereza (o acedia), envidia y tristeza eran notas típicamente endilgadas al pobre atrabiliario."

A lo que iba, la Navidad, la Noche Vieja,… me parecen fechas tan estereotipadas que en estos últimos años he decidido celebrarlas de una manera irónica pero alegre, como en “Un Cuento de Navidad” de Charles Dickens y no darles más importancia de la que puedan tener. Hacerlo de otra manera sería terminar con mi espíritu envuelto en melancolía, yéndome a visitar mi propia tumba. El otro día leyendo cierto blog, llegué a darme cuenta de por qué se pueden llegar a odiar tanto las fechas señaladas, creo que es por la nostalgia y por la melancolía que hacen aflorar, por eso y por los tópicos que traen consigo, más que en cualquier otra época del año. Por todo ello, prefiero un viernes cualquiera a la Nochebuena o el tercer sábado de Marzo a la Noche Vieja. Es por lo que me cuesta entender cómo puede haber gente que espere a la Noche Vieja ó al día de su cumpleaños con premeditación y que aún disfrute segregando bilis negra!

Y para cerrar el año, o mejor dicho para comenzarlo, nada mejor que hacerlo con el mejor directo que presencié en los últimos meses. Un topicazo lleno de melancolía, que le vamos a hacer.