Cada sábado por la mañana, al pasar por delante del restaurante chino de mi barrio, no puedo dejar de fijarme en su interior vacío, en el chino sentado en la tercera mesa frente a la calle, con la vista fija en su portátil conectado, y aunque nunca consigo llegar a ver su monitor estoy seguro de que los sábados por la mañana no está poniendo al día los datos de su negocio para la inspección de Hacienda del año 2006, estoy convencido de que usa ese aparato para conectarse con su pueblo.
1 comentario:
Yo soy un poco como ese chino... cada vez más...
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