viernes, 26 de octubre de 2018

La Fábrica Scorsese

Para lo que se ha quedado la antigua Fábrica de Armas de Oviedo, esa que se abre una vez al año, en favor de la cultura. La ha abierto la Fundación Princesa de Asturias, mientras a Estado y Ayuntamiento les da lo mismo que las enredaderas se traguen las viviendas unifamiliares que en una época habitaron los empleados de la fábrica.  La cultura manda, una vez al año para el pueblo. Esa cuyas "invitaciones" estaban agotadas desde varias semanas antes de la celebración de los galardones, pero la cultura manda.

De Scorsese me quedo con Shutter Island. Un ciudadano americano y católico que por la cultura en Asturias poco o nada se le reconoce haber hecho.

 

domingo, 7 de octubre de 2018

En esa cala comenzó a irse el verano

En aquella sala de urgencias de hospital la gente se apelotonaba de forma ordenada mientras los últimos rayos de sol se desvanecían sobre el alicatado reciente del piso. Las ambulancias llegaban cada media hora dejando directamente a los pacientes en la sala desde la calle, ni un recibimiento, solo resiliencia. El cercano acento valenciano se entremezclaba de vez en cuando con alguna que otra traducción en inglés. No sabría calcular el tiempo que permanecimos allí, caminando descalzo, si a aquello se le podía llamar caminar, hacia el diminuto aseo y de vuelta a mi asiento. Entre todas aquellas personas que afloraban sentimientos muy profundos.

Ya en la cena, con mi cuerpo repleto de pastillas y la mente bastante más relajada de lo que lo había estado durante la tarde, no podía dejar de mirar a aquella pareja sentada al fondo de la mesa lanzándose el uno al otro miradas cómplices mientras los platos de la degustación se sucedían a cual más interesante. Ni el humo que salía del cigarrillo que fumaba Eva conseguía perturbarme. Fue entonces cuando me di cuenta de que habíamos pasado el día juntos. Al llegar al último plato, un arroz meloso que resultó delicioso, lo tuve claro, lo que debería haber sido una de las mejores tardes del verano, se convirtió en la mejor cena del verano en la Vila Joiosa.

Luego una vez entrada la noche, en la gasolinera del desdoble de la nacional a la salida de la localidad, se sentía auténtica paz.