El pasado 5 de Febrero el euribor (acrónimo de Euro Interbank Offered Rate, es decir, tipo europeo de oferta interbancaria), el índice de referencia para las hipotecas, registró su primera tasa negativa diaria. Si esto se extrapola al mes y la tasa mensual termina resultando negativa, como así sucedió por primera vez en su historia, con un euribor de tendencia a la baja, podemos llegar a suponer que los poseedores de hipotecas podrían estar de enhorabuena con esta noticia, nada más lejos de la realidad. Los bancos mundiales ya se plantean un nuevo índice de referencia, se supone que más "real" y adaptado a la sociedad en la que vivimos.
Tras la decisión del Banco Central Europeo este reciente mes de dejar los tipos a cero, se da la paradoja nunca experimentada antes, de que los bancos deberían comenzar a cobrar a los clientes depositantes, igual que deberían pagar a los hipotecados cuando el diferencial pactado resulte negativo.
Por si alguien no se ha enterado aún, el corolario a todo esto será poca o nula rentabilidad de los ahorros de los clientes y comisiones en aumento, una represión financiera en toda regla.
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