Las noticias que escuchaba desde la emisora sintonizada en la radio del coche no eran nada tranquilizadoras, acababan de actualizar la situación en España. Casi 800.000 casos, 52.000 ingresados y 15.000 fallecidos.
Por un momento intenté abstraerme de la realidad distópica que lo impregnaba todo. Hacía sol y conducía por la autovía de la Plata. La cárcel de Topas quedaba atrás a mi izquierda, me encontraba a media hora de Retortillo, ese lugar que me había dado tantas cosas buenas.
Quizás el futuro era esto.