Para combatir la melancolía, un cigarro y una copa de buen vino, supongo que será por aquello de que casi siempre se suele beber acompañado. Personalmente, creo que el mejor remedio para combatir la melancolía es un poco de espuma de afeitar, por aquello de no sentirse pesado.
Nacho Vegas, entre otros, es quien nos enseña a no consumir demasiado deprisa la vida. Porque eso es la melancolía: la vida que vemos consumirse.