jueves, 28 de enero de 2010

Mercados varios

Comprobar hasta qué punto mis camellos son de fiar, enviando muestras de las sustancias que tomo a analizar por correo ordinario con acuse de recibo vía internet. Hasta ese nivel de desarrollo hemos conseguido llegar,… a muchos les costará creer tal estupidez, pero al menos puedo asegurar que intento no caer en mi propia desidia. Y no es que prefiriese en este momento poder haber elegido otra opción y pasarme, por ejemplo, las noches bañando a mis hijos después de una jornada de trabajo surrealista. Lo que no me ha faltado es lo que no puedo dar. Como dicen Ridderstrale y Nordströn: “Muchos niños crecen ahora con dos padres, tres madres (de la que una vive en otra parte del mundo), dos medias hermanas y un hermano con el que no tienen realmente relación. Y después esperamos que trabajen para una empresa y un jefe durante el resto de sus vidas. La lealtad era algo que solía venir dado. Ahora se tiene que ganar…”. Miserable mercadeo.